La Política Nacional de Convivencia escolar en Chile nace en el año 2002 y junto con ella una serie de disposiciones con la mira puesta en alcanzar una convivencia armónica en cada comunidad educativa. Como parte de este desafío en el año 2009, con la puesta en vigencia de Ley General de Educación (LGE), se crea la figura del Encargado de Convivencia escolar (ECE), con la finalidad de facilitar la gestión de la convivencia pacífica bajo los enfoques democrático, participativo y de derecho, entre otros. La importancia de la buena convivencia escolar, ya sea como un bien en sí misma o como un factor que eleva la calidad de los aprendizajes, no deja espacio a dudas sobre su valor; no obstante, ello, dentro de la veintena de macrotemas de denuncias a la Superintendencia de Educación, alrededor de un 70% es ocupado por problemas de convivencia escolar, centrándose altamente en el maltrato a estudiantes. Necesitamos que la educación forme personas capaces de vivir con otros en armonía y que desarrollen las habilidades necesarias para resolver conflictos; por lo tanto a casi veinte años de la puesta en vigencia de la Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCE), es de suma importancia desarrollar en los ECE habilidades que les faciliten la gestión de la buena convivencia y la prevención de la violencia con la finalidad de lograr la tan ansiada buena convivencia.

Profesionales de la educación, específicamente Encargados de Convivencia Escolar.

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